En este viaje por Cuba no podía faltar una estancia en mi pueblo natal. Sí, nací y me crié en un pequeño pueblecito al pie de una colina y a la orilla de un río, enclavado al centro de un valle al centro de la isla.
Como la mayoría de los pueblos pequeños de este país, las costumbres y modo de vida siempre van al rezago del progreso de la ciudad. Las mentes suelen estar más enviciadas con el día a día y sus gentes suelen saber cómo disfrutar mejor de cada momento. Aquí todo va con las prisas de la lentitud y las grandes noticias son las que se cuentan los vecinos entre sí.
La nostalgia de regresar donde los míos siempre me toma por sorpresa, aunque me crea que voy bien preparado. Los rostros viejos ahí están, tal y como estuvieron siempre. A los más jóvenes no se les ve tanto, han ido en busca de sueños grandes.
Las voces, como de costumbre, siempre llevan las noticias a gran velocidad. Todavía no había llegado a casa y ya todos lo sabían. Aquí los ojos siempre van bien atentos, a la espera de descubrir la sensación del día. Las sonrisas, sinceras, cuentan con entusiasmo la intrascendencia de los pequeños acontecimientos.
Yo me deleito viendo los pequeños parques, el verdor de la loma, la tranquilidad de las calles semivacías y el retozo de los niños que juegan en libertad.
En las noches, calurosas y aburridas, suelen transcurrir sentadas en los portales, dándose balance y contando los chismes del día.
La televisión y el insipiente internet intentan hacer sus estragos, y esta vez, de veras que he visto menos rostros con sus miradas en quien pasa por las calles. Ahora el parque está en Facebook y los comentarios en sus “muros”. La aldea se sofistica, pero sigue siendo aldea.
Yo me río con los cuentos llenos de ocurrencias, pues son los hombres y mujeres de esta tierra los mejores cuenta cuentos. Como de la mejor comida, la que hace mamá, y duermo respirando el aire limpio de los árboles.
Fue el descanso deseado y la peregrinación obligada. Ahora, lleno de fuerzas, puedo continuar mi viaje.
PS: si quieres ver más fotos puedes visitar mi cuenta en Instagram.
Andrey VR
Holaa, que lindo lo que escribiste! Me dieron ganas de estar ahí.
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Muchas gracias!!!
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Cálidas las palabras, bellas las imágenes.
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Muchas gracias!
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Andey. Estos lugares como nuestros pueblos de origen, usted Cuba, yo en Colombia, son ambientes de vida lenta, esa forma de la vida tan opuesta a los afanes y las presiones de las ciiudades, por eso las conversaciones lentas dan origen a mejores narrativas y esa vida en la oralidad tiene tanto encando. Aprendo de estas cosas.
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Tiene toda la razón! Mis mejores maestros en el arte de la narración fue justamente las mujeres y hombres sencillos de esa tierra.
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