Luego de haber visitado el oriente de la isla de Cuba me dirijo una vez más al centro del país. En esta oportunidad llego a la ciudad de Santa Clara, capital de la provincia de Villa Clara. Aquí me esperan lugares tan emblemáticos como el mausoleo del legendario Ernesto Ché Guevara.
El trayecto en bus fue largo y con muchas escalas. Es por eso que siempre recomiendo viajar de noche para poder dormir y no sentir tanto el tedio de estar sentado. Claro, esto podría privar del hermoso paisaje a los amantes de la naturaleza.
Una vez en Santa Clara no fue difícil encontrar alojamiento por un buen precio. Una vez descansado y tras una ducha de agua caliente no perdí un minuto de mi tiempo y me fui a explorar la villa.
Con respecto a ciudades como Sancti Spíritus, Trinidad o Santiago, Santa Clara es mucho más joven. Tiene apenas unos 330 años de fundada. Sin embargo, durante el siglo XX se consolidó como el núcleo económico, comercial y cultural de la región central del país. Cuenta con una de las universidades más importantes de la nación y con grandes polos industriales.
Luego de pasearme por el parque central “Leoncio Vidal”, custodiado por las hermosas columnas de la Biblioteca Provincial y al resguardo del Hotel Santa Clara Libre, camino por el boulevar y me mezclo con su gente, educada y sonriente. En sus calles se respira un ambiente de tranquilidad y sociego, perfecto para relajarme.
Para tener una vista panorámica de la urbe la mejor opción es subir a la loma del Capiro, un mirador natural en las afueras. De camino a este lugar pude visitar el Monumento a la toma del Tren Blindado, un sitio clave en la victoria revolucionaria de 1959.
También recomiendo visitar el complejo cultural “El Mejunje”, la Catedral “Santa Clara de Asís”, la plaza de la revolución y el mausoleo del Che Guevara (al cual le dedicaré un post por separado), el Teatro La Caridad y la vida nocturna del centro histórico de la ciudad.
El descanso fue oportuno, sin que dejase de ser intenso. Ahora me dirijo a otra ciudad, a una que me permitirá volver a respirar el aire del mar. De momento no les diré cuál es. En unos días lo sabrán.
¡Hasta pronto!
Andrey VR